jueves, 8 de marzo de 2012

Queremos que todos los días sean 8 de Marzo!!!!


Tras las huellas de Lilit

Lilit fue la primer esposa de Adán, creada del polvo, como él. Era su igual, así que no aceptó someterse al poder de Adán, y huyó del jardín del Edén. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una jornada de celebración y recordatorio de la lucha que libran las mujeres por sus derechos y por su participación en la sociedad en pie de igualdad. En este contexto, los derechos sobre el propio cuerpo, sexuales y reproductivos, son derechos humanos y de la ciudadanía, y medicusmundi asume el reto de lograr que la vida de las mujeres en los países del Sur, a lo largo de todo su ciclo vital, exprese el pleno ejercicio de estos derechos.

Los derechos sexuales y reproductivos son relativamente recientes dentro del marco de los Derechos Humanos, formulados por primera vez en 1994, durante la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo (CIPD) en El Cairo. En esta Conferencia, en la que se dieron cita179 estados impulsados por organizaciones de mujeres, colectivos feministas y movimientos sociales, se acordó un Programa de Acción para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, promover la equidad entre los géneros, reducir la mortalidad materno-infantil y obtener el acceso universal a los servicios de salud reproductiva, incluida la planificación familiar y la salud sexual. Tres fueron los cambios fundamentales que se introdujeron con respecto a anteriores encuentros internacionales de similares características: en primer lugar, un nuevo concepto de “salud reproductiva” más amplio e integral que el de “planificación familiar”; el reconocimiento de la sexualidad como una dimensión fundamental de las personas, y la afirmación de que es la mujer, libre de decisión y en condiciones plenas para ello, quien debe controlar su propia fecundidad.

Toda persona tiene derecho a decidir con quién, cuando y cómo tener (o no) hijos/as y relaciones sexuales; al disfrute de una sexualidad libre y sin riesgos; al respeto a la intimidad y a la vida privada; a vivir libre de violencia y coerción, y de cualquier tipo de discriminación; a la participación en las políticas públicas sobre sexualidad y a recibir una educación sexual completa, científica y laica. Pero estas opciones solo son viables cuando no existe coerción, ni dominio, ni violencia sobre el cuerpo de las mujeres. Por desgracia, en muchas sociedades actuales siguen siendo frecuentes diversas formas de violencia, tanto física como psicológica y social, que van desde las agresiones sexuales, la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado a muy temprana edad, el mandato cultural sobre la maternidad, el embarazo forzado, la penalización del aborto, la discriminación por motivos de diversidad sexual, el cuerpo de la mujer como botín de guerra, y un largo etcétera.

Por todo esto medicusmundi reivindica que todos los días sean 8 de marzo y se conviertan en jornadas de lucha y reivindicación para que los derechos de las mujeres en el ámbito de la sexualidad y la reproducción sean plenamente respetados, para lo que es indispensable que los Estados los garanticen, promuevan y protejan. Así, es necesario considerar las necesidades específicas de mujeres y hombres desde la especificidad de su diversidad y condiciones de vida y eliminar todas las barreras legales, económicas, religiosas y culturales que impiden una adecuada atención a la salud sexual y reproductiva. El apoyo a los países en vías de desarrollo y la sensibilización social serán elementos fundamentales para el éxito de cualquier intervención destinada a reducir los efectos de una salud sexual y reproductiva que es, a todas luces, insuficiente.

Medicusmundi trabaja para incidir en que la salud sexual y reproductiva sea una prioridad en la cooperación al desarrollo y se aseguren los recursos humanos y económicos necesarios para su garantía; posibilita a todas las personas el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, identificando y atendiendo a los grupos especialmente vulnerables;denuncia y combate todas las formas de violencia relacionadas con la sexualidad y la reproducción, con especial énfasis en las basadas en el género; promueve el acceso universal a una información completa y veraz y a la educación integral en materia de salud sexual y reproductiva; promueve el fortalecimiento de los sistemas de salud basados en la atención primaria, integrando en ella la atención integral a la salud sexual y reproductiva; contribuye a detener y revertir la propagación de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, e investigar y denuncia todas las decisiones políticas y económicas que supongan una limitación al reconocimiento o al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.

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