En EL PAIS se publica el siguiente artículo:
Algunos podrían pensar que un donativo es un cheque en blanco con el que las ONG hacen lo que quieren sin necesidad de dar explicaciones. No es así, desde el pasado diciembre, la Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno también obliga a las ONG a rendir cuentas de los recursos que gestionan y de cómo los gestionan. Pero esta, para las ONG, es una vieja batalla que desde su creación siempre han librado contra las voces que dice: ¿Vete a saber qué hacen con el dinero? ¿Por qué mejor no piden comida en lugar de dinero? ¿Los donativos sirven para mantener a la propia organización y emplear a un sinfín de personas? Una batalla contra la desconfianza y el escepticismo que busca poner a las ONG bajo sospecha.
Algunos podrían pensar que un donativo es un cheque en blanco con el que las ONG hacen lo que quieren sin necesidad de dar explicaciones. No es así, desde el pasado diciembre, la Ley de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno también obliga a las ONG a rendir cuentas de los recursos que gestionan y de cómo los gestionan. Pero esta, para las ONG, es una vieja batalla que desde su creación siempre han librado contra las voces que dice: ¿Vete a saber qué hacen con el dinero? ¿Por qué mejor no piden comida en lugar de dinero? ¿Los donativos sirven para mantener a la propia organización y emplear a un sinfín de personas? Una batalla contra la desconfianza y el escepticismo que busca poner a las ONG bajo sospecha.
Lo cierto es que la ONG rendimos cuentas, y lo hacemos delante de aquellas instituciones, empresas u organizaciones que aportan importantes recursos. ¿Quién puede pensar que las administraciones no nos exigen saber cómo hemos gastado el dinero público? ¿O que las empresas que apoyan nuestros programas no quieren obtener resultados? Y también rendimos cuentas delante de aquellas personas que han contribuido con sus donativos. A ellos van dirigidas las memorias, los informes de resultados, los resúmenes de actividad, las historias de personas que han recibido las aportaciones… que todas las ONG elaboramos. Además, como entidades registradas, ya sea como asociaciones o fundaciones, debemos presentar anualmente nuestras cuentas auditadas ante estos registros administrativos.
Las ONG dedicadas al desarrollo, arropadas bajo el paraguas de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo España (CONGDE) preocupadas por nuestra propia credibilidad, por ofrecer una información clara y precisa para luchar contra esta desconfianza avanzamos hacia la creación de nuestra propia herramienta: http://webtransparencia.coordinadoraongd.org/. Con ella, las más de 500 ONGD (que representamos a 2,5 millones de personas, nuestros socios y colaboradores) hemos querido autoevaluarnos y mostrar que difundimos información de nuestras cuentas pero también de nuestra estructura y funcionamiento, del trabajo que realizamos y de los resultados que obtenemos. Y, en paralelo a la herramienta impulsada por la CONGDE, 223 organizaciones también aceptamos y nos sometemos a la supervisión de la Fundación Lealtad. En su página web, creada con el objetivo de aumentar la confianza en el sector y el incremento de las donaciones, se puede encontrar información sobre las buenas prácticas de las ONG.
Pero, ¿hay fraude, estafa o tráfico de influencias en las ONG? Haberlo, lo hay, como en cualquier administración, empresa o asociación. Trabajar en países donde no es fácil conseguir facturas o donde tenemos que manejar hasta tres y cuatro tipos de moneda, facilita la estafa. Y lo propicia el hecho de que en muchos de los países dónde trabajamos tampoco hay políticas de control de fraude ni se ha creado una cultura sólida de rechazo a estas prácticas. Pero, lo realmente importante es que somos conscientes de esta situación y actuamos para prevenirla y para castigarla cuando se produce. Y así muchas ONG ya contamos con Códigos de comportamiento y nos sometemos a nuestros controles de auditoría interna.
Las ONG no somos perfectas y nuestro mundo también está cambiando. La pobreza endémica no es solo una realidad en los países del Sur y hoy llevan a cabo tareas de cooperación otros actores, como las empresas que directamente realizan programas de cooperación. Pero, en todo este entorno cambiante, si podemos decir que llevamos años preocupadas por la necesidad de ser claras y transparentes en nuestra gestión, por exigirnos a nosotras mismas aquellos que exigimos a la sociedad (empresas, gobiernos…). Hoy nos obliga a rendir cuentas la ley, pero antes que la ley nos obligaban a ser transparentes nuestra ética y nuestros valores.
Las ONG dedicadas al desarrollo, arropadas bajo el paraguas de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo España (CONGDE) preocupadas por nuestra propia credibilidad, por ofrecer una información clara y precisa para luchar contra esta desconfianza avanzamos hacia la creación de nuestra propia herramienta: http://webtransparencia.coordinadoraongd.org/. Con ella, las más de 500 ONGD (que representamos a 2,5 millones de personas, nuestros socios y colaboradores) hemos querido autoevaluarnos y mostrar que difundimos información de nuestras cuentas pero también de nuestra estructura y funcionamiento, del trabajo que realizamos y de los resultados que obtenemos. Y, en paralelo a la herramienta impulsada por la CONGDE, 223 organizaciones también aceptamos y nos sometemos a la supervisión de la Fundación Lealtad. En su página web, creada con el objetivo de aumentar la confianza en el sector y el incremento de las donaciones, se puede encontrar información sobre las buenas prácticas de las ONG.
Pero, ¿hay fraude, estafa o tráfico de influencias en las ONG? Haberlo, lo hay, como en cualquier administración, empresa o asociación. Trabajar en países donde no es fácil conseguir facturas o donde tenemos que manejar hasta tres y cuatro tipos de moneda, facilita la estafa. Y lo propicia el hecho de que en muchos de los países dónde trabajamos tampoco hay políticas de control de fraude ni se ha creado una cultura sólida de rechazo a estas prácticas. Pero, lo realmente importante es que somos conscientes de esta situación y actuamos para prevenirla y para castigarla cuando se produce. Y así muchas ONG ya contamos con Códigos de comportamiento y nos sometemos a nuestros controles de auditoría interna.
Las ONG no somos perfectas y nuestro mundo también está cambiando. La pobreza endémica no es solo una realidad en los países del Sur y hoy llevan a cabo tareas de cooperación otros actores, como las empresas que directamente realizan programas de cooperación. Pero, en todo este entorno cambiante, si podemos decir que llevamos años preocupadas por la necesidad de ser claras y transparentes en nuestra gestión, por exigirnos a nosotras mismas aquellos que exigimos a la sociedad (empresas, gobiernos…). Hoy nos obliga a rendir cuentas la ley, pero antes que la ley nos obligaban a ser transparentes nuestra ética y nuestros valores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario